30J: Los puteros son el origen del problema
Cada 30 de julio se conmemora el Día Mundial contra la Trata de Personas, una fecha que nos invita no solo a denunciar esta grave violación a los derechos humanos, sino también a comprender sus causas estructurales. En este contexto, la campaña que afirma con contundencia que “los puteros son el origen del problema” nos obliga a mirar de frente una verdad incómoda: la demanda masculina de prostitución alimenta la red de explotación y trata de mujeres y niñas a nivel mundial.
El ciclo de la explotación
La imagen que acompaña esta reflexión establece una lógica clara y directa:
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Sin hombres puteros, no hay mujeres prostituidas.
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Sin mujeres prostituidas, no hay prostitución.
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Sin prostitución, no hay trata.
Este razonamiento, aunque puede parecer provocador, está respaldado por múltiples investigaciones que demuestran cómo la demanda de cuerpos feminizados para el consumo sexual es el motor que sostiene una industria multimillonaria basada en la vulnerabilidad, la pobreza, la violencia de género y la desigualdad.
¿Quiénes son los responsables?
Históricamente, el foco ha estado puesto en las mujeres en situación de prostitución, muchas veces criminalizadas, revictimizadas o reducidas a cifras. Pero, como bien señala la campaña, el verdadero origen del problema son quienes compran sexo: los puteros. Sin su demanda, no habría redes de captación, transporte y explotación de mujeres. Sin su dinero, no habría trata con fines de explotación sexual.
Abolir la prostitución, combatir la trata
Desde una mirada abolicionista, no se trata de perseguir a las mujeres en situación de prostitución, sino de protegerlas, ofrecerles alternativas reales y dignas, y sancionar a quienes se benefician de su explotación. Esto incluye no solo a proxenetas y tratantes, sino también a los consumidores de prostitución, cuya impunidad ha sido históricamente garantizada por un sistema patriarcal y permisivo.
Un compromiso urgente
En este 30J, no basta con compartir mensajes en redes sociales. Es urgente exigir políticas públicas integrales, con enfoque de género y derechos humanos, que atiendan a las víctimas, prevengan la captación y desmantelen la cultura que normaliza el uso del cuerpo de las mujeres como mercancía.
Romper el silencio, incomodar al poder masculino, y señalar con claridad la responsabilidad de los puteros, es una acción política que busca justicia y reparación.
Porque sin demanda, no hay trata.
Porque sin puteros, no hay prostitución.
Porque la dignidad no se compra ni se vende.